La pandemia del coronavirus, que ya causó la muerte de casi 2,8 millones de personas en todo el mundo, avanza en su segundo año con una nueva ola de contagios que obligó a Europa a restricciones en la circulación y a toques de queda nocturnos, y que preocupa especialmente a Latinoamérica por la menor llegada de vacunas y por el avance de la cepa brasileña.
Desde el comienzo de la pandemia en China en diciembre de 2019, más de 126.622.220 personas se contagiaron -casi 600.000 en las últimas 24 horas-, y cerca de 2,8 millones murieron -alrededor de 10.000 hoy-, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con las nuevas cifras, Europa sumaba 42.914.305 contagios y 943.355 fallecidos, y América latina y el Caribe, 24.382.782 casos y 767.568 muertos.
Los países que más fallecidos registraron según los últimos balances oficiales son Brasil con 3.438, seguido de Estados Unidos con 761, y México con 567.
Estados Unidos lideraba el ranking con 30.218.688 contagios y 548.828 decesos, seguido de Brasil, con 12.490.362 casos y 310.550 muertos; India, con 11.971.624 casos y 161.552 defunciones, y México, aunque lejos del cuarto puesto en contagios (2.224.767), seguía tercero en fallecimientos, con 201.429.
En ese contexto, Latinoamérica se enfrenta a la incidencia cada vez mayor de la variante brasileña, considerada mucho más contagiosa que la cepa original.
Brasil enfrenta el peor cuadro, con hospitales colapsados, cementerios trabajando fuera de turno y una política sanitaria errática que llevó los contagios a cerca de 100.000 diarios y las muertes por arriba de las 3.000.
El anuncio de dos proyectos avanzados de vacunas nacionales trajo, sin embargo, un poco de esperanza en el gigante sudamericano.
Se trata del inmunizante ButanVac, desarrollado por el prestigioso Instituto Butantan y del que se podrían producir 40 millones de dosis desde mayo, y de la vacuna Versamune®-CoV-2FC, de la Facultad de Medicina de Ribeirao Preto, también en el estado de San Pablo.
Chile, que lidera el proceso de vacunación anti-covid en la región, inició ayer una estricta cuarentena que afecta a 16 millones de sus 19 millones de habitantes ante un fuerte rebrote de la enfermedad en el país, que en las últimas 24 horas volvió a superar los 7.500 contagiados y reportó 66 muertos.
En México, las autoridades sanitarias -temerosas de sufrir una nueva ola mortífera de la pandemia y atentas a los casos preocupantes de Chile y Brasil- decidieron dar un giro a su plan de vacunación y concentrarlo en las grandes ciudades del centro del país, ante el relajamiento del largo feriado de Semana Santa, en el que millones de personas viajaron a zonas de playa y residencias de veraneo.
Se trata de una región que suma cerca de 34 millones de habitantes (la cuarta parte de la población total) y que abarca además de la capital a los estados México, Hidalgo, Morelos, Puebla, Tlaxcala y Querétaro y sus zonas metropolitanas.
Perú, que registró el viernes el récord de 11.919 nuevos casos diarios, la cifra más alta en 12 meses, prorrogó ayer el estado de emergencia hasta fines de abril, mientras están en plena vigencia las restricciones en Paraguay y Uruguay, muy especiales para los próximos días por las festividades de Semana Santa.
Panamá, por su parte, restringió los ingresos desde Sudamérica tras detectar la cepa brasileña en su territorio y El Salvador anunció que vacunará la semana que viene a los maestros antes del reinicio de clases, previsto para el 6 de abril.
En Europa, donde el Reino Unido es el país más afectado por la pandemia con 4,3 millones de casos y 126.573 muertos, las autoridades británicas dijeron hoy que confiaban en que las segundas dosis de la vacuna se administrarán a tiempo, en momentos de preocupación por el retraso de un envío del Serum Institute de India.
Y Francia, el segundo país europeo más golpeado con más de 4,6 millones de casos y 94.784 decesos, reforzó ayer los controles para evitar los desplazamientos de la población, y desde la noche del viernes se extendieron a otras regiones las medidas de confinamiento ya impuestas en París y otros sectores.
En estas zonas, los comercios no esenciales están cerrados y los desplazamientos sin justificación no pueden superar los 10 kilómetros del domicilio. En el resto del país rige un toque de queda de 19 a 6 y los bares, restaurantes y lugares culturales están cerrados.
España, donde el número de contagios volvió a aumentar, exigirá a quienes lleguen por ruta desde Francia un test PCR negativo de menos de 72 horas, aunque Madrid, que tiene bares abiertos y toque de queda nocturno, se volvió el refugio de los escasos turistas europeos.
Y los alemanes podrán viajar esta Semana Santa a la isla de Mallorca, en las Baleares, uno de sus destinos predilectos, aún cuando los desplazamientos están prohibidos entre las regiones de España salvo motivo imperioso.
Otros países europeos también reforzaron las restricciones, como Bélgica, donde las peluquerías no volverán a abrir sus puertas hasta dentro de cuatro semanas, y Polonia, que cerró sus jardines de infantes y los grandes comercios de muebles.
En Asia, el Gobierno de Filipinas ordenó el confinamiento de 24 millones de personas en Manila y sus alrededores, porque los contagios se incrementan y los hospitales de la capital están a punto de colapsar.